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El bouwmeester de Bruselas formado en Barcelona

© Isidro Iglesias del Valle

"Es el momento de pasar a la acción" En estos términos se expresó Kristiaan Borret anunciando su aparición en la escena de Bruselas cuando fue escogido en 2015 para suceder a Olivier Basten como bouwmeester de la ciudad, el segundo de la historia de la capital belga. De formación arquitecto (KU Leuven), urbanista (Master en Urbanismo por la UPC, Barcelona) y diplomado en filosofía (KU Leuven) y ciencias políticas (UCL Louvain-la-Neuve), su carrera profesional ha estado marcada por su capacidad de moverse entre la teoría y la práctica, el sector público y el privado, la política y el diseño, la arquitectura y el urbanismo, Flandes y Bruselas ... Borret es también profesor de proyectos urbanos en la universidad de Gante y durante 8 años (2006-2014) fue el bouwmeester de Amberes, antes de ser polémicamente destituido por desavenencias de raíz con el nuevo ejecutivo de la ciudad.

El bouwmeester, o maestro arquitecto, es una figura clave en Bélgica, a caballo entre una visión sociopolítica de la organización del territorio y un seguimiento más a pie de la realidad de la profesión y el entorno construido. En sus inicios surgió en la región flamenca con el vlaamsbouwmeester y el de Amberes y poco a poco se ha ido extendiendo por otras grandes ciudades del país como Charleroi y Bruselas. El reto principal que debe afrontar este profesional durante los 5 años que dura su mandato es velar por la calidad del entorno, tanto a nivel arquitectónico como urbanístico y de espacio público. Su objetivo, por tanto, no es controlar los proyectos y el cumplimiento de la normativa de forma "policíaca", sino intervenir el máximo durante momentos de gestación de los proyectos urbanos para orientar los procesos de decisión y estimular la creatividad, la innovación y la calidad del resultado. Así, es en los inicios de cualquier proyecto donde la intervención del bouwmeester puede convertirse en capital para convencer a los promotores (públicos o privados) de organizar un concurso en las mejores condiciones para garantizar por un lado unas buenas condiciones de trabajo para los equipos que participen (remuneración, libre competencia, número limitado de participantes) y por otro cultivar la ambición urbana y arquitectónica de una ciudad o de una región.

El gran reto de la etapa de Borret será cambiar la mentalidad del sector privado de la ciudad para mejorar la calidad de las grandes promociones de viviendas y oficinas, indicando una selección de términos y zonas de actuación prioritaria, y trabajando al mismo tiempo con un equipo de actores provenientes tanto del sector público como privado que compartan esta voluntad de hacer evolucionar el sistema. Por otra parte el papel crítico del bouwmeester será clave para la ciudad para conducir los grandes debates del momento como: las formas densificación de la ciudad en constante crecimiento demográfico; la convivencia del sector terciario con las zonas productivas claves para el buen funcionamiento del territorio (plan estratégico a lo largo del canal que cruza toda la capital de sur a norte; afrontar las múltiples identidades locales y atmósferas de cada barrio como una oportunidad en potencia; la valorización e integración en la ciudad del patrimonio histórico y finalmente el papel del arquitecto como actor que tiene la responsabilidad moral y profesional de mejorar la calidad de la vida urbana.

Marina Berbel, arquitecta. Corresponsal del COAC en Bruselas, Bélgica

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