El pasado día 14 de mayo nos dejó el arquitecto Antoni Ubach a los 73 años. Ubach tenía un modo de hacer transversal que lo llevó a trabajar en casi todas las áreas en que se puede ejercer la profesión: la construcción, junto con su socio Miquel Espinet, la docencia, la cultura y el Colegio.

Ubach fue miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Arquitectos de Catalunya desde 1978 a 1984, y ocupó cargos como la presidencia de la Comisión de Infraestructuras y Territorio de la Cámara de Comercio de Barcelona y el Consejo Asesor del 22@ en el Ayuntamiento de Barcelona. También fue miembro fundador de la Caja de Arquitectos, de la que fue vicepresidente durante casi veinte años, de 1982 a 2001, y estuvo vinculado a su Fundación.

Fue docente en la ETSAB dentro del Departamento de Proyectos desde principios de los 80. Allí leyó su tesis doctoral en 1989 y trabajó dentro de la línea de investigación Vivienda y Ciudad. Colaboró en numerosas publicaciones (su muerte ha aplazado la presentación del último libro en que había intervenido) y escribió diversos libros. 

El hecho más recordado de su carrera será, sin embargo, la obra que impulsó desde su estudio Espinet i Ubach arquitectes, fundado en 1976. Formado en la cantera de MBM arquitectes, y junto con su socio inseparable, construyó todo tipo de proyectos: desde viviendas, bodegas, edificios educativos y hoteles, hasta proyectos de urbanización y ordenación del territorio. Recientemente se ocupaba de la ampliación del complejo del Valle Hebrón como miembro de una UTE que asociaba su estudio con el de Jordi Badia en un proyecto híbrido entre arquitectura y paisaje que representa un magnífico testamento vital.

Descanse en paz.