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Revista de corresponsales: Reciclando las mentes, un punto de vista diferente sobre la sostenibilidad en Australia

© Victor Olivar Alcami

El tema de la sostenibilidad lleva tiempo suficiente sobre la mesa como para merecer un artículo; empezaremos con tres preguntas básicas.

• ¿Cuál es la acción insostenible que está afectando al planeta de la forma más urgente?

• ¿Cuáles son los países más insostenibles en este asunto?

• ¿Cuál es la contribución de los arquitectos para revertir esta situación?

Sobre la dualidad entre el mundo natural y lo artificial -o humano-, diré que se trata de una herencia de la mentalidad de algunas religiones y algunas ciencias como la Darwiniana que ponen a la humanidad en el centro del pensamiento y el análisis, con la intención de clasificar los actos humanos de una forma diferente y especial. Sin embargo, resulta que la humanidad es un conjunto de animales y, por tanto, los actos humanos, no dejan de ser naturales (1*)

Si alguien se ha preguntado alguna vez cuál es el propósito en el mundo de nuestro conjunto orgánico al que llamamos “homo sapiens” (2*), basta con pensar en cualquier monte de desechos y abrazar la imagen como resultado natural de nuestra especie.

En el mundo hay muchos hechos que se convierten en profundamente nocivos para la vida orgánica que beneficia a los humanos y, debido al fuerte impacto que nuestras acciones tienen sobre nosotros mismos y nuestro conjunto orgánico, nosotros somos los causantes de nuestra propia extinción y de los animales, insectos y vegetaciones hermanadas que nos permiten vivir.

Si el planeta Tierra tuviera algún tipo de conciencia, podríamos decir que, por lo general, que haya vida en la superficie o no, le sería totalmente indiferente. La Tierra se renovará de nuevo y otro tipo de seres vivientes ocuparán nuestro sitio.

Hecha esta introducción, vamos a resolver la primera pregunta. Resulta pues que más allá del material de desecho, ya sea orgánico, reciclable o no, tóxico y/o radioactivo -que, con más de 2,000 bombas nucleares tiradas desde la invención de esta arma de destrucción, daría mucho de qué hablar (3) *)-, el tema que genera mayor presión debido a su impacto en el calentamiento global son las emisiones de CO2.

Resulta curioso ver que los países con mayor GDP, son también los que tienen una mayor producción de CO2. Al tratarse de los países más ricos y la forma de medir el CO2 se hace por países en vez de por negocios, existen básicamente dos formas de reducir las emisiones sin tener que hacer ningún cambio en las industrias: externalizar la producción de bienes a otros países y/o comprar “offsets” de producción de CO2.

Por tanto, no es tan evidente llegar a encontrar la información adecuada ya que al final los países ricos acaban pagando para externalizar su responsabilidad; en otras palabras, pagan por externalizar su sentimiento de culpabilidad.

Y pues, ¿cuáles son los países con más producción de CO2 per cápita? Pues países como Brunei, Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Kuwait, Trinidad y Tobago. ¿Y por qué estos países? Pues resulta que son todos los grandes productores de petróleo del planeta. Éste sería un ejemplo de externalización de la producción de los países ricos al igual que los procesos de manufactura de muchas industrias del primer mundo se encuentran situados en China, India...

En la siguiente ronda de países contaminantes con los índices de producción de CO2 per cápita más elevados del mundo, y haciendo un análisis de economías más complejas no basadas en la economía del petróleo-quizás sorprende encontrar que australiano situada en primera posición con 15 ,09 toneladas de CO2 producido per cápita en 2021 (4*). Esta cifra es tres veces más que la media de CO2 producido en 2017 (5*)

Australia tiene mucha minería, pero sobre todo tiene mucha producción de carbón. El 33.6% de los gases de efecto invernadero en Australia se deben a la producción de energía. Es aquí donde el carbón forma parte esencial de la ecuación; en Australia todavía se utiliza carbón para generar energía puesto que se trata de una fuente muy barata.

Pero la pregunta clave ¿cómo es posible que un país con la extensión de terreno tan grande y tanto de Sol, todavía haga uso de la extracción fósil del carbón y no de la energía solar o incluso la atómica? La respuesta es más política que racional; los sectores más poderosos del país están completamente ligados a la industria minera.

Pese a alguna pequeña victoria mediática como el primer bloqueo de apertura de una nueva mina de carbón en 2023 por estar localizada en la Gran Barrera de Cora, parece que el proceso de cambio será lento y complicado.

Mientras, en una especie de mirada monolítica y miópica -también heredada de la perspectiva centrípeta de los arquitectos de los últimos siglos- en todas partes no paramos de escuchar la misma pregunta: ¿cuál sería el papel de los arquitectos al revertir esta situación?

Y de repente toda la industria de la construcción, causando del 30-40% de la producción de gases de efecto invernadero del planeta, comienza a medir la sostenibilidad de los procesos de producción con, entre otros, los Green Star Ratio; o con la certificación de las Passive Houses... Todas estas parecen, en principio, buenas estrategias en la redefinición de la industria de la construcción.

Sin embargo, el impulso actual hacia la medición de todos los procesos y la confianza actual en la ciencia numérica no deja de ser un proceso elitista que, a pesar de bien intencionado y mejor que no hacer nada al respecto, no deja de mostrar algunas grietas que no parecen tan evidentes en un primer análisis.

En un artículo que se podría traducir por “¿Es el reciclaje el problema, no la solución?” (7*), el autor hace referencia al punto de vista sobre el reciclaje del periodista australiano Jason Murphy en contra de facilitar el reciclaje. Comenta el artículo que en Alemania se introdujo un sistema para presionar y reducir el tamaño de las botellas de plástico para facilitar el proceso de reciclaje por parte de los usuarios antes de lanzarlas al contenedor de reciclaje. El resultado de la implementación de este avance en el sistema de reciclaje hizo que, al año siguiente, el consumo de botellas de plástico se multiplicara exponencialmente a expensas de una reducción del consumo de botellas de vidrio -obviamente mucho más sostenible que el plástico-. Por tanto, lo que parecería en principio una buena idea, podría acabar teniendo un efecto contrario; entramos en el campo de la psicología (8*).

De forma equiparable, la solución de crear más carreteras para solucionar un exceso de tráfico ha demostrado generar aún más excesos de tráfico ya que motiva a la población a coger más el coche a través de facilitar y ampliar las opciones de uso.

Por tanto, la clave de la sostenibilidad real recae en nuestra percepción. Podemos medir todo lo que queramos para sentirnos mejor y reducir los niveles de culpabilidad de nuestro nivel de vida, pero el cambio real recae en la forma que tenemos de situarnos en el mundo. No tiene mucho sentido vivir en una Passive House totalmente equipada con todo lo que creemos que necesitamos (habitaciones para invitados, habitaciones para lavadora y secadora, dos salas de estar, microondas, coche, más de dos hijos/as…) y seguir con nuestra vida satisfechos de nuestra contribución a plantar árboles en el mundo.

Aquí es donde es necesario ser más radicales en la propuesta y parece que la capacidad de sostenibilización de una sola pregunta es absoluta: ¿realmente necesitamos todas estas cosas?

De la misma manera que el concepto de desecho existe, ¿qué es un desecho? Qué concepto más perverso el de aceptar que algo no sirva para nada más que ser echado al bosque. Es en esta aceptación que la producción monolítica y desechable domina el mundo actual. El reciclaje no es una solución, sino una alternativa al problema. La producción de objetos debería estar pensada desde una cadena de usos consecutiva desde el principio en el proceso de concepción, de una forma más compleja en la variedad de usos, y tratando de evitar los procesos de destrucción.

Está claro que esta forma de ver el mundo requiere de un cambio más profundo y no será tan inmediato, pero si alguien me vuelve a preguntar cuál es el papel de los arquitectos al revertir esta situación, la respuesta es bastante evidente: trabajar en el mundo de las ideas para crear un mundo con unos valores y procesos de producción regenerativos. La sostenibilidad "de datos" actual, la podemos dejar para los técnicos.

 

Victor Olivar Alcami, arquitecto. Corresponsal del COAC en Sydney, Australia. Abril 2023

 

1* “Ecology against Mother Nature”, Slavoj Zizek

2* “Ens farem humans?”, Eudald Carbonell

3* “A Time-Lapse Map of Every Nuclear Explosion Since 1945 - by Isao Hashimoto

4*”Map of Greenhouse Gas emision”, Our World in data.org

5* “Where in the world do people emit the most CO2?”, Hannah Ritchie, Our Word in data

6* “Australia blocks coal mine to protect Great Barrier Reef” BBC, 8th February 2023

7*” Is recycling the problem, not the solution?” Liam Mannix, 15th Nov 2022, The Sydney Morning Herald.

8*” The warm glow of recycling can make us more wasteful”, Jenny Van Doorn & Tim Kurz, Journal of Environmental Psychology

Volume 77, October 2021

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