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Conferencia de Carles Ferrater y Jordi Badia en las Jornadas de Síntesis del Congreso

Imatge: 
Carles Ferrater i Jordi Badia al Congrés d'Arquitectura 2016. © Col·legi d'Arquitectes de Catalunya (COAC)

Con la Sala de Actos del COAC llena, el doctor arquitecto y catedrático de la UPC Carles Ferrater ha hablado en su conferencia de dos cuestiones que considera esenciales: la transversalidad y la interdisciplinariedad de la arquitectura como ejes para seguir avanzando.

Ferrater tiene claro que la arquitectura del futuro "será híbrida, mestiza, o no será". Los procesos actuales de la profesión son complejos, van desde la participación ciutadana al cooperativismo, con leyes que hasta ahora ni los contemplaban. Por eso, el arquitecto ha destacado la importancia de la nueva Ley de la Arquitectura catalana.

Ferrater considera prioritario dejar de banda "los egos y fomentar la colaboración entre todas las disciplinas". Por ello, ha articulado la ponencia en cuatro experiencias propias: el Jardín Botánico de Montjuic, el campus Imagina del 22@, la transformación del paseo marítimo de Benidorm y la remodelación del frente marítimo de la Escala. En todos estos casos, Ferrater atribuye el éxito a la participación de múltiples disciplinas más allá de la arquitectura.

En el primer caso, el arquitecto ha explicado que participaron biólgos, botánicos, paisajistas, horticultores y arquitectos. "La tarea de mediación entre todos ellos fue la clave del éxito del proyecto". En el caso del 22@, la transversalidad de operadores marcó el proyecto, con promotores públicos i privados, con intereses diferentes, y diversos despachos de arquitectura colaborando todos a la vez.

Para este arquitecto catalán, en estos momentos de cambios profundos, "los arquitectos han ido abandonando responsabilidades propias que les han impedido penetrar en determinados ámbitos como el paisajismo, el interiorismo, la sostenibilidad o los procesos constructivos, refugiándose en las administraciones locales, pequeños despachos o en las escuelas de arquitectura". Sin embargo, Ferrater ha animado a los arquitectos "a hacer más de mediadores y no tanto de directores de orquesta, ya que, en definitiva, los arquitectos son los más preparados para entender el objetivo final: acabar una obra y que se convierta en ciudad." 

Seguidamente, ha tendio lugar la conferencia de Jordi Badia. El arquitecto, editor del blog HIC arquitectura y fundador del estudio BAAS, ha hablado de la importancia de la "porosidad de la arquitectura". Para Badia, la ciudad, los edificios, los espacios... "no han de mantenerse inalterables con el paso del tiempo. Al revés: se han de fundir en el entorno y adaptarse".

Badia ha destacado el reto de trabajar en ciudades densas, donde se puede aprovehcar el hecho de que las fábricas se van de los centros "dejando espacios de oportunidades". Los arquitectos han de trabajar, dice, con el aire que queda dentro de los edificios y entre los edificios, y no tanto con las fachadas. "Las ciudades se definen por sus espacios vacíos, plazas... y es ahí, en la repetición de barandillas, persianas, colores, materiales... cuando se construyen espacios públicos de calidad", ha destacado.

Badia repite constantemente en su discurso la importancia de las texturas que el tiempo acumula en una ciudad. Por eso, cree que los arquitectos han de poder prever cómo los edificios se irán adaptando con los años al entorno, "como hace Miquel Barceló en sus cuadros".

Una asignatura pendiente de la arquitectura, para Badia, es recuperar la estima de la ciutadanía después de décadas construyendo "los edificios más altos, con los materiales más artificiales y con las formas más idiotas". Cree que la figura del arquitecto tiene sentido a pie de calle: "es necesario ser críticos y evitar la mirada de Dios, por encima de la ciudad, y recuperar la mirada a la altura de los ojos de la gente". 

El arquitecto insiste que el mundo vive cambios profundos similares a los que supuso la revolución industrial, especialmente en el campo de la arquitectura. Entonces, y también ahora, "es necesaria una arquitectura diferente". Badia pide a los arquitectos que dejen de hacer arquitectura y empiecen a "hacer ciudad". Y realiza un símil futbolístico: hay que dejar de jugar individualmente y pasar a jugar en equipo.

El calentamiento global, las migraciones y su gestión política, la especulación inmobiliaria, etc... suponen gran indignación para la ciutadanía. "Todo esto no nos dice qué ciudad queremos pero sí qué no queremos. Sabemos que ha de ser una ciudad que no nos mate de cáncer, en que los vehículos no ocupen buena parte del espacio, con mercados en la calle...", dice Badia. Para ello, reclama dar respuestas sin perder la creatividad y la calidad.

23/11/2016
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