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Apreciada compañera,
Apreciado compañero,
Ya se ha publicado en el Boletín Oficial del Parlamento de Cataluña [enlace a la traducción realizada por el COAC] el texto de la Ley de la arquitectura, aprobado en el Parlamento la semana pasada por 98 votos a favor, 25 abstenciones y sólo 9 votos en contra; y que ha contado con el apoyo de numerosos colectivos profesionales y sociales.
La nueva ley, pionera en España y segunda en Europa, reconoce la arquitectura como una actividad de interés público y fomenta la calidad arquitectónica de los edificios, la urbanización de los espacios públicos y el planeamiento. También obliga a las administraciones públicas a impulsarla, divulgarla y seguir criterios cualitativos en la contratación.
El texto establece directrices de actuación para las administraciones públicas, como es fomentar la enseñanza de la arquitectura y sus valores en los centros educativos catalanes; poner en valor y promover el conocimiento y el papel de la arquitectura en el bienestar de las personas; e impulsar la visibilidad de la arquitectura a través de mecanismos tales como el Premio Cataluña o el Consejo de Calidad Arquitectónica.
También establece medidas concretas como, por ejemplo, que se definan los valores orientativos para los honorarios profesionales, que las licitaciones públicas faciliten la participación de los jóvenes y que éstas se hagan por el procedimiento de concurso de proyectos con intervención de jurado a dos vueltas, definiendo la composición adecuada de jurados y garantizando la transparencia y publicidad.
Finalmente, la ley también deja abierto el camino al desarrollo posterior de normativa que vaya desarrollando el mismo principio.
Estoy convencido de que la ley es un instrumento primordial para situar en la conciencia colectiva el valor que tiene la arquitectura en el bienestar de las personas, consolidarla como una política pública y desplegar medidas para favorecerlo. Ha sido un proyecto colectivo, de más de cuatro años, impulsado, redactado y finalmente aprobado en el Parlamento gracias a la convicción, el esfuerzo, comprensión, apoyo y complicidad de muchas personas e instituciones a los que quisiera transmitir mi sincero agradecimiento.
Pero el objetivo final no es la ley, sino construir un país donde la arquitectura sea un valor compartido, con las condiciones adecuadas para ofrecer la máxima aportación a la calidad de vida de todos los ciudadanos. En este sentido, será necesario que todos seguimos perseverando para hacer que este instrumento fructifique y nos permita continuar avanzando.
Recibe un cordial saludo con la alegría de haber alcanzado esta meta, la conciencia de la difícil situación en la que todavía nos encontramos los arquitectos y el compromiso de seguir trabajando conjuntamente para mejorarlo.
Lluís Comerón
Decano

