El valor de la intervención arquitectónica se muestra en Venecia
La presente edición de la Bienal de Venecia intenta investigar nuevos puntos de vista, tal como ya evidencia la imagen del manifiesto: una representación de la arqueóloga alemana Maria Reiche subida a una escalera pera estudiar las Líneas de Nazca. A nivel del suelo la gravilla se distribuía de forma aleatoria, pero desde la cima de la escalera se configuraba un pájaro, un jaguar, un árbol o una flor.
En este sentido, “Reportando desde el frente”, el tema de la Bienal, propone compartir con un público amplio el trabajo de personas que escudriñan el horizonte a la búsqueda de nuevos campos de acción, enfrentando problemáticas como segregación, desigualdades, periferias, falta de infraestructura sanitaria, desastres naturales, escasez de vivienda, migración, informalidad, crimen, tráfico, basura, polución y participación de comunidades. Presenta, a la vez, ejemplos en los que dimensiones diferentes se hallan sintetizadas, integrando lo pragmático con lo existencial, relevancia y audacia, creatividad y sentido común.
Según el Presidente de la Bienal, Paolo Baratta, esta edición investiga de forma explícita dónde es posible encontrar tendencias que enfilen hacia otras direcciones, sobre todo hacia una renovación y hacia una búsqueda de mensajes alentadores.
La problemática arquitectónica tras la crisis del boom
La Bienal de Venecia 2016 se ha diseñado con una secuencia que se despliega desde el Pabellón Central (Giardini) hasta el Arsenale, incluyendo 88 participantes —50 lo hacen por primera vez y 33 son arquitectos menores de 40 años — de 37 países diferentes.
Este año se reúnen 62 participaciones nacionales entre los pabellones de los Giardini, el Arsenale y el centro histórico de Venecia, con cinco países que se presentan por primera vez: Filipinas, Kazajstán, Nigeria, Seychelles y Yemen.
En este contexto, la extraordinaria capacidad de los comisarios del pabellón español Iñaqui Carnicero y Carlos Quintáns, ha sido galardonada con el León de Oro por la exposición Unfinished (Inacabado), que muestra con extrema delicadeza la problemática arquitectónica surgida en el territorio español tras la crisis del boom inmobiliario. El premio llega después de 16 años del ultimo León de Oro —recibido en el 2000 cuando estaba el arquitecto Alberto Campo Baeza como comisario—, pero en un contexto arquitectónico completamente cambiado y con señales positivos para el futuro.
Destaca que de los 55 proyectos presentados el 40% provienen de estudios catalanes, un dato que demuestra, una vez más, la importante contribución de los colegiados del COAC a este tipo de eventos.
Aftermath_ Catalonia in Venice
Hay que hacer una mención especial al proyecto presentado por el Institut Ramon Llull, un proceso seleccionado por un jurado independiente presidido por la arquitecta Carme Pinós a partir de un concurso público. Se trata de un interesante trabajo hecho por los arquitectos Jaume Prat, Jelena Prokopljević y el director de cine Isaki Lacuesta en el evento collateral Aftermath_ Catalonia in Venice. Architecture beyond architects. El proyecto consiste en revelar, a través de instalaciones audiovisuales, siete intervenciones arquitectónicas públicas seleccionadas como ejemplos virtuosos de una arquitectura que mejora la relación del usuario con el entorno urbano, social y natural.
Los tres comisarios afirman que el mensaje de esta exposición es investigar el valor de la intervención arquitectónica desde la perspectiva de su uso, cuando los arquitectos que la crearon ya no están presentes. Es interesante notar que las diversas intervenciones (todas públicas) que incluyen un aparcamiento, un hospital, un teatro y un espacio natural, muestran a los visitantes cómo el espacio arquitectónico de alguna forma puede dar la posibilidad a que los usuarios disfruten de los espacios públicos siguiendo sus propias actividades diarias.
Es interesante evidenciar cómo se propone a los visitantes que puedan evaluar la calidad de la intervención arquitectónica desde un punto de vista social y humano. Los vídeos realizados a lo largo de varios meses contienen escenas e imágenes de personas que interaccionaron con los siete proyectos. El objetivo es entrar en el alma del edificio desde la perspectiva del usuario, ya que los arquitectos que la proyectaron ya no están presentes.
Este tipo de trabajo nos ayuda a replantearnos qué consideramos arquitectura hoy en día. Son espacios que nos obligan a revisar ciertas perspectivas que conciben la arquitectura como una solución unívoca o una imposición al usuario». La exposición pretende implicar a los visitantes del espacio a un enfoque sensorial donde todo el tiempo pueda ser parte activa del evento.
Todos los proyectos de arquitectura mostrados en la exposición corresponden a un período de transición económica muy complejo y esto sugiere nuevas necesidades hacia una arquitectura muy sensible con los habitantes y con el medio ambiente.
Alberto Collet, arquitecto. Corresponsal del COAC en Venecia, Italia
La transformación de la autopista Bonaventure en bulevard urbano en Montreal
Uno de los proyectos urbanos más importantes y de más envergadura que la ciudad de Montreal ejecuta actualmente es la transformación de la entrada sur en la ciudad, o el que es lo mismo, la transformación de la autopista Bonaventure en un bulevard urbano en su tramo de llegada a la ciudad[1]. Esta arteria es utilizada diariamente por 250.000 trabajadores y visitantes.
La autopista Bonaventure arranca en plena ciudad en forma de viaducto. Su construcción se realizó por fases entre los años 1962 y 1965, con el objetivo de conectar el puente Champlain (1965) con el centro-ciudad y de esta forma facilitar los desplazamientos entre el borde sur del río Sant-Lorenzo y Montreal. Las periferias suburbanas nacidas el 1955 en el borde sur crecían a gran ritmo y era necesario asegurar la movilidad de la zona, sobre todo los movimientos pendulares entre el Trabajo y la residencia.
Además, la llegada inminente de la Exposición Universal de 1967 hacía urgente la construcción de esta infraestructura. Montreal se preparaba para recibir millones de visitantes para el que sería el acontecimiento más importante del s. XX para la ciudad y para la provincia de Quebec. La entrada al recinto de la exposición se hacía precisamente a través del barrio Cité du Havre, península adyacente en la autopista.
Hoy, cincuenta años más tarde, las numerosas infraestructuras de hormigón construidas en la década de los 1960s empiezan a quedar obsoletas. De un lado, estos proyectos de urbanismo racionalista no corresponden a las necesidades de la sociedad actual, por otro lado, el comportamiento técnico de las estructuras y de sus materiales ya no pueden garantizarse.
Al inicio de los años 2000, el territorio industrial y portuario de Havre fue identificado, por el departamento de urbanismo de la ciudad, como un suelo con un gran potencial urbanizable. El 2002, empezó la redacción de un plan director para los muelles de la Cité de Havre (Projet Havre de Montréal, CAD $6,4 bilions). Precisamente, la primera fase de este plan propone la demolición de una parte del viaducto de la autopista Bonaventure para transformarlo en bulevar urbano. El objetivo principal de la intervención es reestructurar el barrio de Griffintown en ambos lados del bulevar (eje este-oeste) y crear un gran espacio público a lugar que actualmente ocupa la autopista. Las obras de infraestructura subterránea empezadas el 2011 ya están terminadas. El año pasado se inició la demolición y la transformación de los trazados viarios, que está previsto completar a finales de este año 2016. Finalmente, para el 2017 se prevé ejecutar las obras de superficie, más de 20.000m2 de espacios verdes. El pasado 6 de junio la oficina de arte público de Montreal anunció la participación del escultor catalán Jaume Plensa en la definición de este espacio con la instalación de una de sus obras[2].
La transformació de l’autopista Bonaventure en bulevard urbà a Montreal
L’autopista Bonaventure arrenca en plena ciutat en forma de viaducte. La seva construcció es va realitzar per fases entre els anys 1962 i 1965, amb l'objectiu de connectar el pont Champlain (1965) amb el centre de la ciutat i així facilitar els desplaçaments entre la vora sud del riu Sant-Llorenç i Montreal. Les perifèries suburbanes nascudes el 1955 a la vora sud creixien a gran ritme i calia assegurar la mobilitat de la zona, sobretot els moviments pendulars entre la feina i la residència.
A més a més, l’arribada imminent de l’Exposició Universal de 1967 feia urgent la construcció d’aquesta infraestructura. Montreal es preparava per rebre milions de visitants pel que seria l’esdeveniment més important del s.XX per a la ciutat i la província del Quebec. L’entrada al recinte de l’exposició es feia precisament pel barri Cité du Havre, península adjacent a l’autopista.
Avui, cinquanta anys més tard, les nombroses infraestructures de formigó construïdes a la dècada dels 1960 comencen a quedar obsoletes. D’una banda, aquests projectes d’urbanisme racionalista no corresponen a les necessitats de la societat actual. D'altra banda, el comportament tècnic de les estructures i dels seus materials ja no poden garantir-se.
A l’inici dels anys 2000, el territori industrial i portuari de Havre va ser identificat, pel Departament d’Urbanisme de la ciutat, com a sòl amb un gran potencial urbanitzable. El 2002 es va començar la redacció d’un Pla Director pels molls de la Cité de Havre (Projet Havre de Montréal, CAD $6,4 bilions). Precisament, la primera fase d’aquest Pla proposa la demolició d’una part del viaducte de l’autopista Bonaventure per transformar-lo en bulevard urbà. L’objectiu principal de la intervenció és reestructurar el barri de Griffintown a banda i banda del bulevard (eix est-oest) i crear un gran espai públic al lloc que actualment ocupa l’autopista. Les obres d’infraestructura subterrània començades el 2011 ja estan acabades. L’any passat es va iniciar la demolició i transformació dels traçats viaris, que està previst completar a finals d’aquest any 2016. Finalment, pel 2017 es preveu executar les obres de superfície, més de 20.000m2 d’espais verds. El passat 6 de juny l’Oficina d’Art Públic de Montreal va anunciar la participació de l’escultor català Jaume Plensa a la definició d’aquest espai amb la instal·lació d’una de les seves obres [2].
Marta Masferrer, arquitecta. Corresponsal del COAC a Montreal, Canadà
El valor de la intervenció arquitectònica es mostra a Venècia
La present edició de la Biennal de Venècia intenta investigar nous punts de vista, tal como ja evidencia la imatge del manifest: una representació de l’arqueòloga alemanya Maria Reiche damunt d’una escala per tal d'estudiar les Línies de Nazca. A nivell de terra la grava es distribuïa de forma aleatòria, però des de dalt de l’escala es configurava un ocell, un jaguar, un arbre o una flor.
En aquest sentit, "Informant des del front", el tema de la Biennal, proposa compartir amb un públic ampli el treball de persones que escodrinyen l’horitzó a la recerca de nous camps d’acció, enfrontat problemàtiques com segregació, desigualtats, perifèries, falta d’infraestructura sanitària, desastres naturals, escassetat d'habitatge, migració, informalitat, crims, tràfic, escombraries, pol·lució i participació de comunitats. Presenta, a la vegada, exemples en els quals les dimensions diferents es troben sintetitzades, integrant el que és pragmàtic amb allò existencial, rellevància i audàcia, creativitat i sentit comú.
Segons el President de la Biennal, Paolo Baratta, aquesta edició investiga de forma explícita on és possible trobar tendències que enfilen cap a altres direccions, sobretot cap a una renovació i cap a una recerca de missatges encoratjadors.
La Biennal de Venècia 2016 s’ha dissenyat amb una seqüència que es desplega des del Pavelló Central, als Giardini, fins a l’Arsenale, incloent 88 participants —50 ho fan per primera vegada i 33 són arquitectes menors de 40 anys— de 37 països diferents.
Aquest any es reuneixen 62 participacions nacionals entre els pavellons dels Giardini, l'Arsenale i el centre històric de Venècia, amb cinc països que es presenten per primera vegada: Filipines, Kazakhstan, Nigèria, Seychelles i Iemen.
En aquest context, l’extraordinària capacitat dels comissaris del pavelló espanyol, Iñaqui Carnicero i Carlos Quintáns, ha estat guardonada amb el Lleó d’Or per l’exposició "Unfinished" (Inacabat), que mostra amb extrema delicadesa la problemàtica arquitectònica sorgida en el territori espanyol després de la crisi del boom immobiliari. El premi arriba després de 16 anys de l’últim Lleó d’Or —rebut el 2000 quan l’arquitecte Alberto Campo Baeza era el comissari—, però en un context arquitectònic completament canviat i amb senyals positius pel futur.
Destaca el fet que, dels 55 projectes presentats al pavelló espanyol, el 40% provenen d’estudis catalans, una dada que demostra, una vegada més, la important contribució dels col·legiats del COAC a aquest tipus d’esdeveniments.
Aftermath_Catalonia in Venice
Cal fer una menció especial al projecte presentat per l’Institut Ramon Llull, seleccionat per un jurat independent presidit per l’arquitecta Carme Pinós a partir d’un concurs públic. Es tracta d’un interessant treball fet pels arquitectes Jaume Prat i Jelena Prokopljević i el cineasta Isaki Lacuesta en l’esdeveniment col·lateral "Aftermath_ Catalonia in Venice. Architecture beyond architects". El projecte consisteix en revelar, a través d’instal·lacions audiovisuals, set intervencions arquitectòniques públiques seleccionades com a exemples virtuosos d’una arquitectura que millora la relació de l’usuari amb l’entorn urbà, social i natural.
Els tres comissaris afirmen que el missatge d’aquesta exposició és investigar el valor de la intervenció arquitectònica des de la perspectiva del seu ús, quan els arquitectes que la crearen ja no hi són. És interessant notar que les diverses intervencions (totes públiques), que inclouen un aparcament, un hospital, un teatre i un espai natural, mostren als visitants com l’arquitectura d’alguna manera pot donar la possibilitat que els usuaris gaudeixin dels espais públics seguint les seves activitats diàries.
És interessant evidenciar com es proposa als visitants que es pot avaluar la qualitat de la intervenció arquitectònica des d’un punt de vista social i humà. Els audiovisuals projectats contenen escenes i imatges de persones que van interaccionar amb els set projectes. L’objectiu és entrar a l’ànima de l’edifici des de la perspectiva de l’usuari, ja que els arquitectes que la van projectar ja no hi estan presents.
Aquest tipus de treball ens ajuda a replantejar-nos què considerem arquitectura avui dia, i ens obliga a revisar certes perspectives que conceben l’arquitectura com una solució unívoca o una imposició a l’usuari. L’exposició pretén implicar als visitants de l’espai amb un enfocament sensorial on tota l’estona pugui ser part activa de l’esdeveniment.
Tots els projectes d’arquitectura mostrats a l’exposició corresponen a un període de transició econòmica molt complex i això suggereix nous camins cap a una arquitectura molt sensible amb els habitants i amb el medi ambient.
Alberto Collet, arquitecte corresponsal del COAC a Venècia, Itàlia