Visita: Lluís Domènech i Montaner i la Casa de la Ciutat
Imatge:
Lluís Domènech i Montaner i la Casa de la Ciutat
El proper dilluns 22 de gener de 2024, l'Agrupació d’Arquitectes per a la Defensa i la Intervenció en el Patrimoni Arquitectònic (AADIPA) organitza una visita en col·laboració amb el Departament de Patrimoni de l’Ajuntament de Barcelona i la Fundació Lluís Domènech i Montaner a la Casa de la Ciutat.
Amb motiu de la celebració de l’Any Domènech i Montaner 2023, es proposen unes conferències i una visita guiada per donar a conèixer la intervenció realitzada per Lluís Domènech i Montaner el 1888 a la Casa de la Ciutat de Barcelona. L’obra de Domènech va consistir en adaptar unes estances com a residència i espai de representació de la família reial durant la seva visita a l’Exposició Universal de la ciutat. Tot i que part de la seva intervenció ha desaparegut, encara es pot reconèixer la gran transformació dels espais en planta baixa i les actuacions dutes a terme al Saló de Cent.
També es parlarà de les diverses actuacions de restauració que s’han realitzat a l’edifici els últims anys, i en especial de les intervencions de recuperació de les policromies medievals, que havien quedat ocultes sota la decoració de Domènech, que s’estan realitzant actualment.
Durant la visita s’accedirà a la bastida muntada al Saló de Cent per arribar als enteixinats sobre els quals s’està actuant, de manera que cal portar calçat adequat i casc d’obra.
Programa
INSCRIPCIONS TANCADES
Amb motiu de la celebració de l’Any Domènech i Montaner 2023, es proposen unes conferències i una visita guiada per donar a conèixer la intervenció realitzada per Lluís Domènech i Montaner el 1888 a la Casa de la Ciutat de Barcelona. L’obra de Domènech va consistir en adaptar unes estances com a residència i espai de representació de la família reial durant la seva visita a l’Exposició Universal de la ciutat. Tot i que part de la seva intervenció ha desaparegut, encara es pot reconèixer la gran transformació dels espais en planta baixa i les actuacions dutes a terme al Saló de Cent.
També es parlarà de les diverses actuacions de restauració que s’han realitzat a l’edifici els últims anys, i en especial de les intervencions de recuperació de les policromies medievals, que havien quedat ocultes sota la decoració de Domènech, que s’estan realitzant actualment.
Durant la visita s’accedirà a la bastida muntada al Saló de Cent per arribar als enteixinats sobre els quals s’està actuant, de manera que cal portar calçat adequat i casc d’obra.
Programa
INSCRIPCIONS TANCADES
Firmacloud la signatura electrònica
Imatge:
© Col·legi d'Arquitectes de Catalunya (COAC)
Firmacloud és el suport per a la gestió dels certificats de signatura digital.
Les sol·licituds de firmacloud es gestionen des del web COAC a http://cacoac.arquitectes.cat/
Firmacloud suposa més comoditat i rapidesa:
· No requereix portar a sobre un dispositiu físic per poder signar
· El certificat té una vigència de 3 anys i es pot renovar de forma online
· Es pot utilitzar en més d’un ordinador
· Té un PIN més fàcil de desbloquejar
· Impossibilitat de pèrdua o robatori
· Permet accedir al certificat en entorn Windows, però només en entorns Windows (no funciona amb MAC).
La quota anual de Firmacloud és de 26 euros + IVA.
AVIS: Per seguretat l'aplicació firmacloud, si queda la sessió oberta dies, bloqueja la signatura, per desbloquejar, segueix els passos del document d'ajuda. Si tens problemes envia un email a cauc@coac.net i t'ajudem.
A més a més, deixem a la vostra disposició un Manual d'Ajuda sobre el funcionament i la insta·lació de l'aplicació.
Qualsevol dubte sol·liciteu cita prèvia al departament de Secretaria de la teva demarcació secretaria@coac.net.
El COAC va posar a disposició dels col·legiats l’eina Firmacloud per primer cop durant l’estat d’alarma decretat el 2020 per la crisi sanitària de la COVID-19. Des d’aleshores, els col·legiats que han sol·licitat la signatura electrònica cloud la prefereixen.
2/01/2024
Agustí Obiol (1953-2023) El ingenio del arquitecto
Imatge:
Socotec
En una de nuestras conversaciones sobre las relaciones entre arquitectura e ingeniería en los pasillos de la ETSAB, Agustí Obiol nos descubrió “La arquitectura del ingeniero” de Carlos Fernández Casado. En realidad, nos estaba obsequiando con un pensamiento que prevalece sobre la tristeza de su pérdida. Encarnaba ya solo en su título, la identificación del mundo de la técnica con su valor cultural diluyendo los límites entre las disciplinas, tendiendo (y construyendo) puentes entre unos y otros, entre el proyecto y la estructura, entre la profesión y la academia, desde la convicción de que son una sola cosa.
La figura de Agustí Obiol se inscribe en la tradición barcelonesa de grandes proyectistas de la estructura nacidos del vínculo del hacer con el pensar que, desde los estudios en la Llotja, pasando por las primeras figuras de la escuela de Arquitectura hasta la generación de los Margarit, Buxadé o su propia oficina BOMA junto a Brufau y Moya y luego BAC, nutren la historia de la profesión en Barcelona. La adscripción a esta ‘escuela’ convive con el carácter pionero de su figura al haber refundido como nadie las distintas disciplinas tras la escisión pseudocientífica que trajo la segmentación moderna del conocimiento en la estela de las grandes figuras que surgieron a partir de la segunda mitad del siglo XX. Como uno de los máximos exponentes de esta renovada tradición ha sido autor de innumerables obras que no es necesario glosar aquí, aunque sí lo sea constatar que muchos de estos edificios no solo en nuestra ciudad sino también en toda España quedan hoy, sin saberlo, huérfanos.
Porque como sus realizaciones, Agustí Obiol no exhibía gratuitamente su privilegiada inteligencia, afloraba en los diálogos con su mirada incisiva y su palabra aparentemente tenue, a la vez concisa, precisa y brillante. Trabajar con él era emocionante como hemos podido disfrutar hasta los últimos meses a través del proyecto de un puente. Un escenario universal que no necesita más precisiones: dos arquitectos en torno a un puente, uno propone un espacio, el otro propone un contrapeso. O, ¿es al revés? No importa, los dos hablan y dibujan lo mismo. El dilema de si la cúpula hace el espacio o el espacio hace a la cúpula no procede, son la misma cosa.
Igual que tantos edificios, los pasillos de la escuela quedan hoy más vacíos, no solo por el silencio de su andar tan personal que a las 8.30 h le conducía a aquellos alumnos que hasta hace poco le esperaban y admiraban. Su inagotable generosidad intelectual y personal abandona también a sus compañeros dejándonos a la intemperie de estos inexorables sistemas no siempre capaces de integrar la verdadera condición de la técnica en la arquitectura, arraigada, como en medicina, en su ejercicio. Su hija Cecilia nos contaba como su padre arquitecto, casi por una elegida casualidad, se decidió en el último instante de una cola de inscripción universitaria por la arquitectura en lugar de por la medicina. Gracias a ella y con su misma sensibilidad y exquisito trabajo, hemos podido recoger no solo brillantes aportaciones de Agustí sino también orientar algunas de nuestras acciones académicas y profesionales, y disfrutar de su actitud ante la profesión y la vida.
En una de las compartidas correcciones en la Escuela y refiriéndose al análisis de un edificio existente, alguien criticó: “parece que lo haya hecho un ingeniero”. Agustí replicó “Ojalá lo hubiese hecho un ingeniero”. Con el tono y la pausa de sus humildes certezas, aparentemente sencillas pero nutridas de magisterio y experiencia, entablaba sus diálogos y compartía sus proyectos, acaso de nuevo la misma cosa. Esta inclusiva generosidad sustenta sus numerosísimas colaboraciones profesionales donde destacaron su excepcional maestría en el campo de las estructuras metálicas -nacida de su influyente tesis doctoral- capaz de cuestionar hasta las reservas que el citado Fernández Casado tenía respecto a la escualidez del acero.
Su tenaz tarea de generar arquitectura independientemente del contexto o de la dificultad del material, amplía la transversalidad de su personalidad al mundo de las ideas, de las personas y de las cosas. Capaz de enlazar el proyecto de estructura con la arquitectura, el arquitecto con el ingeniero, su labor trascendía lo particular para referirse al intercambio disciplinar, trasladando técnicas de obra civil a los edificios, y también viceversa. Nuestro pequeño homenaje es el fecundo desvelo de un genio. Cuando en estos pasillos, hoy llenos de su ausencia, nos aconsejó la arquitectura del ingeniero, en realidad, nos hablaba del ingenio del arquitecto: Agustí Obiol.
Carlos Ferrater y Alberto Peñín
Funeral
El funeral será el miércoles 25 de Octubre a las 12 h en el tanatorio de Les Corts (Av. de Joan XXIII, 17 de Barcelona)
La figura de Agustí Obiol se inscribe en la tradición barcelonesa de grandes proyectistas de la estructura nacidos del vínculo del hacer con el pensar que, desde los estudios en la Llotja, pasando por las primeras figuras de la escuela de Arquitectura hasta la generación de los Margarit, Buxadé o su propia oficina BOMA junto a Brufau y Moya y luego BAC, nutren la historia de la profesión en Barcelona. La adscripción a esta ‘escuela’ convive con el carácter pionero de su figura al haber refundido como nadie las distintas disciplinas tras la escisión pseudocientífica que trajo la segmentación moderna del conocimiento en la estela de las grandes figuras que surgieron a partir de la segunda mitad del siglo XX. Como uno de los máximos exponentes de esta renovada tradición ha sido autor de innumerables obras que no es necesario glosar aquí, aunque sí lo sea constatar que muchos de estos edificios no solo en nuestra ciudad sino también en toda España quedan hoy, sin saberlo, huérfanos.
Porque como sus realizaciones, Agustí Obiol no exhibía gratuitamente su privilegiada inteligencia, afloraba en los diálogos con su mirada incisiva y su palabra aparentemente tenue, a la vez concisa, precisa y brillante. Trabajar con él era emocionante como hemos podido disfrutar hasta los últimos meses a través del proyecto de un puente. Un escenario universal que no necesita más precisiones: dos arquitectos en torno a un puente, uno propone un espacio, el otro propone un contrapeso. O, ¿es al revés? No importa, los dos hablan y dibujan lo mismo. El dilema de si la cúpula hace el espacio o el espacio hace a la cúpula no procede, son la misma cosa.
Igual que tantos edificios, los pasillos de la escuela quedan hoy más vacíos, no solo por el silencio de su andar tan personal que a las 8.30 h le conducía a aquellos alumnos que hasta hace poco le esperaban y admiraban. Su inagotable generosidad intelectual y personal abandona también a sus compañeros dejándonos a la intemperie de estos inexorables sistemas no siempre capaces de integrar la verdadera condición de la técnica en la arquitectura, arraigada, como en medicina, en su ejercicio. Su hija Cecilia nos contaba como su padre arquitecto, casi por una elegida casualidad, se decidió en el último instante de una cola de inscripción universitaria por la arquitectura en lugar de por la medicina. Gracias a ella y con su misma sensibilidad y exquisito trabajo, hemos podido recoger no solo brillantes aportaciones de Agustí sino también orientar algunas de nuestras acciones académicas y profesionales, y disfrutar de su actitud ante la profesión y la vida.
En una de las compartidas correcciones en la Escuela y refiriéndose al análisis de un edificio existente, alguien criticó: “parece que lo haya hecho un ingeniero”. Agustí replicó “Ojalá lo hubiese hecho un ingeniero”. Con el tono y la pausa de sus humildes certezas, aparentemente sencillas pero nutridas de magisterio y experiencia, entablaba sus diálogos y compartía sus proyectos, acaso de nuevo la misma cosa. Esta inclusiva generosidad sustenta sus numerosísimas colaboraciones profesionales donde destacaron su excepcional maestría en el campo de las estructuras metálicas -nacida de su influyente tesis doctoral- capaz de cuestionar hasta las reservas que el citado Fernández Casado tenía respecto a la escualidez del acero.
Su tenaz tarea de generar arquitectura independientemente del contexto o de la dificultad del material, amplía la transversalidad de su personalidad al mundo de las ideas, de las personas y de las cosas. Capaz de enlazar el proyecto de estructura con la arquitectura, el arquitecto con el ingeniero, su labor trascendía lo particular para referirse al intercambio disciplinar, trasladando técnicas de obra civil a los edificios, y también viceversa. Nuestro pequeño homenaje es el fecundo desvelo de un genio. Cuando en estos pasillos, hoy llenos de su ausencia, nos aconsejó la arquitectura del ingeniero, en realidad, nos hablaba del ingenio del arquitecto: Agustí Obiol.
Carlos Ferrater y Alberto Peñín
Funeral
El funeral será el miércoles 25 de Octubre a las 12 h en el tanatorio de Les Corts (Av. de Joan XXIII, 17 de Barcelona)
25/10/2023
Agustí Obiol (1953-2023) L'enginy de l'arquitecte
Imatge:
Socotec
En una de les nostres converses sobre les relacions entre arquitectura i enginyeria als passadissos de l'ETSAB, Agustí Obiol ens va descobrir “L'arquitectura de l'enginyer” de Carlos Fernández Casado. En realitat, ens estava obsequiant amb un pensament que preval sobre la tristesa de la pèrdua. Encarnava, ja només en el títol, la identificació del món de la tècnica amb el seu valor cultural diluint els límits entre les disciplines, tendint (i construint) ponts entre els uns i els altres, entre el projecte i l'estructura, entre la professió i l'acadèmia, des de la convicció que són una sola cosa.
La figura d'Agustí Obiol s'inscriu a la tradició barcelonina de grans projectistes de l'estructura nascuts del vincle de fer amb el fet de pensar que, des dels estudis a la Llotja, passant per les primeres figures de l'escola d'Arquitectura fins a la generació dels Margarit, Buxadé o la seva pròpia oficina BOMA amb Brufau i Moya i després BAC, nodreixen la història de la professió a Barcelona. L'adscripció a aquesta "escola" conviu amb el caràcter pioner de la seva figura en haver refós com ningú les diferents disciplines després de l'escissió pseudocientífica que va portar la segmentació moderna del coneixement a l'estela de les grans figures que van sorgir a partir de la segona meitat del segle XX. Com un dels màxims exponents d'aquesta renovada tradició, ha estat autor d'innombrables obres que no cal glossar aquí, encara que sí que ho sigui constatar que molts d'aquests edificis, no només a la nostra ciutat sinó també a tot Espanya, queden avui, sense saber-ho, orfes.
Perquè com les seves realitzacions, Agustí Obiol no exhibia gratuïtament la seva intel·ligència privilegiada, aflorava en els diàlegs amb la seva mirada incisiva i la seva paraula aparentment tènue, alhora concisa, precisa i brillant. Treballar amb ell era emocionant, com hem pogut gaudir fins als darrers mesos a través del projecte d'un pont. Un escenari universal que no necessita més precisions: dos arquitectes al voltant d'un pont, un proposa un espai, l´altre proposa un contrapès. O, és al revés? No importa, tots dos parlen i dibuixen el mateix. El dilema de si la cúpula fa l'espai o l'espai fa a la cúpula no és procedent, són la mateixa cosa.
Igual que tants edificis, els passadissos de l'escola queden avui més buits, no només pel silenci del seu caminar tan personal que a les 8.30 h el conduïa a aquells alumnes que fins fa poc l'esperaven i admiraven. La seva inesgotable generositat intel·lectual i personal abandona també els seus companys deixant-nos a la intempèrie d'aquests inexorables sistemes no sempre capaços d'integrar la veritable condició de la tècnica a l'arquitectura, arrelada, com en medicina, al seu exercici. La seva filla Cecília ens explicava com el seu pare arquitecte, gairebé per una triada casualitat, es va decidir a l'últim instant d'una cua d'inscripció universitària per l'Arquitectura en lloc de la Medicina. Gràcies a ella, i amb la seva mateixa sensibilitat i exquisida feina, hem pogut recollir no només brillants aportacions d'Agustí sinó també orientar algunes de les nostres accions acadèmiques i professionals i gaudir de la seva actitud davant de la professió i la vida.
En una de les correccions compartides a l'Escola, i referint-se a l'anàlisi d'un edifici existent, algú va criticar: “sembla que ho hagi fet un enginyer”. Agustí va replicar “tant de bo ho hagués fet un enginyer”. Amb el to i la pausa de les seves humils certeses, aparentment senzilles però nodrides de magisteri i experiència, entaulava els seus diàlegs i compartia els seus projectes, potser de nou la mateixa cosa. Aquesta inclusiva generositat sustenta les seves nombroses col·laboracions professionals on van destacar el seu excepcional mestratge en el camp de les estructures metàl·liques -nascuda de la seva influent tesi doctoral- capaç de qüestionar fins a les reserves que el citat Fernández Casado tenia respecte a l'esqualidesa de l'acer.
La seva tenaç tasca de generar arquitectura independentment del context o de la dificultat del material amplia la transversalitat de la seva personalitat al món de les idees, de les persones i de les coses. Capaç d'enllaçar el projecte d'estructura amb l'arquitectura, l'arquitecte amb l'enginyer, la seva tasca transcendia allò particular per referir-se a l'intercanvi disciplinar, traslladant tècniques d'obra civil als edificis, i també viceversa. El nostre petit homenatge és el fecund desvelament d'un geni. Quan en aquests passadissos, plens avui de la seva absència, ens va aconsellar l'arquitectura de l'enginyer, en realitat, ens parlava de l'enginy de l'arquitecte: Agustí Obiol.
Carlos Ferrater i Alberto Peñín
Funeral
El funeral serà el dimecres 25 d'octubre a les 12 h al tanatori de Les Corts (Av. de Joan XXIII, 17 de Barcelona)
La figura d'Agustí Obiol s'inscriu a la tradició barcelonina de grans projectistes de l'estructura nascuts del vincle de fer amb el fet de pensar que, des dels estudis a la Llotja, passant per les primeres figures de l'escola d'Arquitectura fins a la generació dels Margarit, Buxadé o la seva pròpia oficina BOMA amb Brufau i Moya i després BAC, nodreixen la història de la professió a Barcelona. L'adscripció a aquesta "escola" conviu amb el caràcter pioner de la seva figura en haver refós com ningú les diferents disciplines després de l'escissió pseudocientífica que va portar la segmentació moderna del coneixement a l'estela de les grans figures que van sorgir a partir de la segona meitat del segle XX. Com un dels màxims exponents d'aquesta renovada tradició, ha estat autor d'innombrables obres que no cal glossar aquí, encara que sí que ho sigui constatar que molts d'aquests edificis, no només a la nostra ciutat sinó també a tot Espanya, queden avui, sense saber-ho, orfes.
Perquè com les seves realitzacions, Agustí Obiol no exhibia gratuïtament la seva intel·ligència privilegiada, aflorava en els diàlegs amb la seva mirada incisiva i la seva paraula aparentment tènue, alhora concisa, precisa i brillant. Treballar amb ell era emocionant, com hem pogut gaudir fins als darrers mesos a través del projecte d'un pont. Un escenari universal que no necessita més precisions: dos arquitectes al voltant d'un pont, un proposa un espai, l´altre proposa un contrapès. O, és al revés? No importa, tots dos parlen i dibuixen el mateix. El dilema de si la cúpula fa l'espai o l'espai fa a la cúpula no és procedent, són la mateixa cosa.
Igual que tants edificis, els passadissos de l'escola queden avui més buits, no només pel silenci del seu caminar tan personal que a les 8.30 h el conduïa a aquells alumnes que fins fa poc l'esperaven i admiraven. La seva inesgotable generositat intel·lectual i personal abandona també els seus companys deixant-nos a la intempèrie d'aquests inexorables sistemes no sempre capaços d'integrar la veritable condició de la tècnica a l'arquitectura, arrelada, com en medicina, al seu exercici. La seva filla Cecília ens explicava com el seu pare arquitecte, gairebé per una triada casualitat, es va decidir a l'últim instant d'una cua d'inscripció universitària per l'Arquitectura en lloc de la Medicina. Gràcies a ella, i amb la seva mateixa sensibilitat i exquisida feina, hem pogut recollir no només brillants aportacions d'Agustí sinó també orientar algunes de les nostres accions acadèmiques i professionals i gaudir de la seva actitud davant de la professió i la vida.
En una de les correccions compartides a l'Escola, i referint-se a l'anàlisi d'un edifici existent, algú va criticar: “sembla que ho hagi fet un enginyer”. Agustí va replicar “tant de bo ho hagués fet un enginyer”. Amb el to i la pausa de les seves humils certeses, aparentment senzilles però nodrides de magisteri i experiència, entaulava els seus diàlegs i compartia els seus projectes, potser de nou la mateixa cosa. Aquesta inclusiva generositat sustenta les seves nombroses col·laboracions professionals on van destacar el seu excepcional mestratge en el camp de les estructures metàl·liques -nascuda de la seva influent tesi doctoral- capaç de qüestionar fins a les reserves que el citat Fernández Casado tenia respecte a l'esqualidesa de l'acer.
La seva tenaç tasca de generar arquitectura independentment del context o de la dificultat del material amplia la transversalitat de la seva personalitat al món de les idees, de les persones i de les coses. Capaç d'enllaçar el projecte d'estructura amb l'arquitectura, l'arquitecte amb l'enginyer, la seva tasca transcendia allò particular per referir-se a l'intercanvi disciplinar, traslladant tècniques d'obra civil als edificis, i també viceversa. El nostre petit homenatge és el fecund desvelament d'un geni. Quan en aquests passadissos, plens avui de la seva absència, ens va aconsellar l'arquitectura de l'enginyer, en realitat, ens parlava de l'enginy de l'arquitecte: Agustí Obiol.
Carlos Ferrater i Alberto Peñín
Funeral
El funeral serà el dimecres 25 d'octubre a les 12 h al tanatori de Les Corts (Av. de Joan XXIII, 17 de Barcelona)
25/10/2023