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Nueva York Reinventa la Resiliencia: Cuando la Ciudad que Nunca Duerme Se Despierta hacia una Transición Ecosocial

Illustrative rendering © The New York Climate Exchange and Skidmore, Owings & Merrill.

Cómo NYC se está convirtiendo en el laboratorio urbano más ambicioso del planeta

Nueva York está viviendo una metamorfosis urbana sin precedentes, comparable sólo a la creación de sus icónicos parques del siglo XIX, como Central Park y Prospect Park. Con una inversión de más de 800 millones de dólares destinada a proyectos de resiliencia climática, la ciudad que definió el skyline del siglo XX se erige ahora como el manual de la resiliencia urbana del siglo XXI.

En el corazón de esta transformación destacaríamos el New York Climate Exchange, un campus universitario de 700 millones de dólares a Governors Island, diseñado por Skidmore, Owings & Merrill. Este “laboratorio viviente” es mucho más que un espacio educativo: es un experimento arquitectónico y ecológico. Sus edificios de madera, con paneles solares integrados, acogerán 6.000 estudiantes y generarán 7.000 lugares de trabajo verdes. Desde la restauración de escollos de ostras hasta la captura de CO₂, cada elemento refleja una filosofía de innovación sostenible aplicada a la arquitectura. Este proyecto está liderado por varias universidades, como la SUNY Stony Brook, con el apoyo y liderazgo del Pratt Institute, a través de iniciativas educativas transdisciplinares como la Earth Pratt Public Sphere, que se presentará a EINA Lab Collserola en el marco de la Capitalidad de la arquitectura de Barcelona al 2026 y por el Congreso de Arquitectura UIA. Este espíritu innovador es la marca de la nueva Nueva York: no solo adaptarse al cambio climático, sino liderarlo. Un ejemplo clave es lo East Side Coastal Resiliency Project (ESCR), con un presupuesto de 1.450 millones de dólares, que reforzará 2,4 millas de costa al Lower Manhattan elevando el East River Park entre 2,5 y 3 metros para proteger la ciudad de tormentas e inundaciones futuras. Inspirado en la propuesta “The BIG Uno” de Bjarke Ingels Group, este proyecto combina infraestructuras ante tormentas con espacios verdes, zonas de ocio y rutas ciclistas. Aun así, ha generado controversia por su impacto en la comunidad local, que lamenta la tala de más de 1.000 árboles y la destrucción temporal de un parque esencial para vecinos de bajos ingresos. Amb inspiració de les superilles a Barcelona, a lo largo de la Quinta Avenida, la iniciativa Future of Fifth Partnership, con un presupuesto de 152,7 millones de dólares, está transformando esta emblemática arteria en un corredor más verde y centrado en los peatones. Con aceras ampliadas un 46% y reducción de carriles de tráfico, el proyecto pone en valor la calidad de vida urbana en una ciudad donde cada metro cuadrado es un bien preciado.

La resiliencia urbana no sólo se manifiesta en Manhattan, sino sobre todo en los barrios más vulnerables. En Hunts Point, Bronx, el proyecto Harbor of the Future moderniza la infraestructura portuaria con una visión climática. En Brooklyn, el Climate Innovation Hub en el Brooklyn Army Terminal impulsa tecnologías limpias con una inversión de 100 millones. Y en Long Island City, el Community Land Trust defiende la vivienda asequible frente a la especulación inmobiliaria, mostrando cómo la arquitectura puede ser una herramienta de justicia social. El proyecto QueensLink  propone reutilizar la antigua línea de tren Rockaway Beach Branch para conectar el norte y el sur de Queens, creando 33 acres de espacio verde y beneficiando a más de 47.000 usuarios diarios, ejemplificando la reutilización y la conexión como claves de la resiliencia.

Este conjunto de proyectos demuestra que la resiliencia urbana no es sólo una cuestión técnica sino una filosofía que combina participación comunitaria, sostenibilidad y justicia social. Para los arquitectos, ésta es una oportunidad única para contribuir a repensar la ciudad y dar respuesta a los retos globales a través del diseño. Sin embargo, en medio de esta revolución verde y tecnológica, uno de los mayores y urgentes retos que afronta Nueva York es la crisis de la vivienda . La gentrificación, combinada con la migración interna desde los estados del sur y la llegada de migrantes internacionales, ha tensado un mercado ya saturado, provocando el aumento descontrolado de los precios y la expulsión de comunidades tradicionales. La construcción de pabellones temporales para alojar a migrantes en la isla de Randall es una solución insuficiente ya menudo criticada por sus condiciones. Iniciativas como la City of Yes en Midtown como última alternativa y visión del alcalde Eric Adams por la ciudad en la que busca revertir esta situación, apostando por la densificación sostenible, la conversión de oficinas en viviendas y la mejora del espacio público para equilibrar crecimiento económico y calidad de vida. Pero será necesaria una acción más decisiva e inclusiva.

Para los arquitectos, la crisis climática y la emergencia de vivienda representan hoy las grandes oportunidades y, al mismo tiempo, los mayores retos de Nueva York para iniciar una transición ecosocial, reinventándose como una ciudad resiliente. Pero sólo un diseño urbano valiente e integrador garantizará que esta transformación sea justa y duradera. Éste es el llamamiento para la próxima generación de profesionales: Crear una ciudad que no sólo sobreviva, sino que prospere, una ciudad formada por comunidades más justas, como las más de 150 que conforman Queens.

 

Rafael Balanzó, arquitecto. Corresponsal de Nueva York, EE.UU. Julio 2025

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